La Duma Estatal de Rusia ratificó este martes, por unanimidad, el acuerdo de cooperación militar entre Moscú y La Habana, firmado en marzo de 2025, marcando una nueva etapa en las relaciones entre ambos países.
El pacto, rubricado el 13 de marzo en La Habana y el 19 de marzo en Moscú, busca “fortalecer la colaboración en el ámbito de la defensa y establecer una base jurídica sólida para las operaciones conjuntas”, según informó el sitio oficial del Parlamento ruso.
La Embajada de Rusia en Cuba también publicó la noticia en su portal digital, citando a RIA Novosti, que destacó la importancia del acuerdo como parte del “nuevo impulso” en la cooperación bilateral entre ambos regímenes. Sin embargo, el anuncio llega en un momento particularmente delicado, cuando se multiplican las denuncias sobre la participación de ciudadanos cubanos como mercenarios en el ejército ruso durante la invasión de Ucrania, un hecho condenado por Estados Unidos y que ha generado tensión diplomática entre La Habana y Kyiv.
Cubanos en el frente ruso: un tema incómodo para La Habana
Desde mediados de 2023, diversas investigaciones periodísticas y reportes del Ministerio de Defensa de Ucrania han señalado la presencia de cubanos reclutados por Rusia para combatir en el frente. Según estos informes, muchos fueron atraídos con promesas de altos salarios y ciudadanía rusa, mientras que otros habrían sido enviados mediante redes de tráfico humano.
Moscú ha guardado silencio sobre el tema, y la aprobación del nuevo acuerdo militar plantea interrogantes sobre el grado real de coordinación entre ambas naciones en materia de defensa.
Fuentes diplomáticas estadounidenses expresaron su preocupación por “el uso de ciudadanos de terceros países en la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania”, subrayando que el envío de cubanos al frente viola las normas internacionales y contradice la neutralidad proclamada por La Habana.
Alianza militar que se renueva
Rusia y Cuba mantienen lazos militares desde la década de 1960, cuando la isla caribeña se convirtió en el principal aliado de la URSS en el hemisferio occidental. La presencia soviética en la base de Lourdes, cerca de La Habana, llegó a ser una de las más importantes del mundo para la inteligencia electrónica.
El diputado Víktor Sobolev, miembro del Comité de Defensa de la Duma por el partido comunista de Rusia y teniente general del ejercito ruso, recordó precisamente esa historia al celebrar la ratificación:
“Siempre hemos tenido buenas relaciones con Cuba. En Lourdes teníamos una estación muy eficaz, capaz de detectar cualquier avión que ingresara desde Estados Unidos o Canadá. Es un buen acuerdo: desde Cuba, Florida está cerca, y también Washington”, declaró Sobolev, citado por Krasnaya Vesna.
El legislador, junto a otros de sus colegas han abogado durante años por una presencia militar rusa más marcada en la isla, incluso sugiriendo el despliegue de misiles nucleares, una propuesta que revive los fantasmas de la Crisis de los Misiles de 1962.
Moscú mira hacia América Latina
Por su parte, Dmitri Nóvikov, primer vicepresidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma, subrayó la creciente relevancia de América Latina para Rusia en el contexto global.
“La región adquiere una importancia cada vez mayor en el sistema internacional de coordenadas de Rusia”, dijo Nóvikov, quien también denunció “las acciones de Estados Unidos que agravan la tensión en torno a Venezuela”, según Krasnaya Vesna.
En esa línea, el presidente del Comité de Defensa, Andréi Kartapólov, recordó que en 2024 ya se había producido un incremento del intercambio técnico-militar, ejemplificado con la llegada de buques de guerra rusos al puerto de La Habana. Según el legislador, los militares cubanos “deben estudiar la experiencia de la operación militar especial rusa” (SVO), en referencia al conflicto en Ucrania.
El nuevo acuerdo militar se inscribe en el intento de Moscú por reforzar su influencia en el hemisferio occidental, mientras enfrenta un aislamiento creciente por la guerra en Ucrania. Para Cuba, el pacto ofrece una vía para diversificar sus alianzas estratégicas y obtener cooperación técnica y material en medio de su grave crisis económica.
Sin embargo, el contexto internacional convierte esta aproximación en un tema sensible. Washington ha reiterado su preocupación por la expansión militar rusa en el Caribe y por el uso de la isla como plataforma simbólica en la rivalidad geopolítica entre Moscú y Estados Unidos.
La ratificación del acuerdo revive el simbolismo de una relación que, aunque debilitada tras el colapso soviético, nunca desapareció. En los últimos años, Rusia ha perdonado parte de la deuda cubana, enviado ayuda humanitaria y promovido intercambios en sectores de energía, transporte y defensa.
Con este nuevo paso, Moscú y La Habana parecen dispuestas a reactivar un eje militar que evoca los días más tensos de la Guerra Fría, ahora en un escenario marcado por la guerra en Europa y la reconfiguración del poder mundial.
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